Una poderosa historia real de heroísmo judío.
Rav Yosef Wallis, director de Arajim de Israel, le habla a Project Witness sobre su padre, Yehuda Wallis, quien nació y creció en Pavenitz, Polonia.
Mientras estaba en Dachau, un judío que estaba siendo llevado a su muerte le arrojó repentinamente una pequeña bolsa a mi padre, Yehuda Wallis. Mi padre la tomó, pensando que tenía un pedazo de pan. Sin embargo, al abrirla, se perturbó al descubrir un par de tefilín en su interior. Yehuda estaba muy asustado, porque sabía que si era descubierto con tefilín en su posesión, lo matarían al instante. Así que escondió los tefilín bajo su camisa y se dirigió a su barraca.
En la mañana, justo antes del apel (pasado de lista), mientras estaba aún en su barraca, se puso los tefilín. Inesperadamente, apareció un oficial alemán. Le ordenó quitarse los tefilín y anotó el número en el brazo de Yehuda.
Durante el apel, frente a miles de judíos silentes, el oficial gritó el número de Yehuda, quien no tuvo otra alternativa que dar un paso adelante. El oficial alemán arrojó los tefilín al aire y dijo: “¡Perro! Te sentencio a muerte mediante horca pública por usar estos”.
Yehuda fue puesto en una banqueta, y se le hizo un nudo alrededor de su cuello. Antes de ser colgado, el oficial dijo en tono burlón: “Perro, ¿cuál es tu último deseo?”.
“Usar mis tefilín una última vez”, contestó Yehuda.
El oficial quedó atónito. Le dio a Yehuda los tefilín. Mientras se los ponía, recitó el versículo que se dice cuando se ata el tefilín de la mano a los dedos: “Versatij li leolam, verastij li betzédek uvemishpat, ubejésed uberajamim, verastij li beemuná veyadáat et Hashem” — te desposaré para Mí por siempre y te desposaré para Mí con rectitud, justicia, benevolencia y misericordia. Te desposaré para Mí con fidelidad y conocerás a Dios.
Es difícil para nosotros imaginar a este judío, con un nudo alrededor de su cuello, usando sus tefilín de la cabeza y la mano… pero (…)
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Una-historia-de-amor-en-el-Holocausto.