FELIZ SHAVUOT ISRAEL!

Inicia desde la puesta del sol del 11 de junio de 2024 hasta el anochecer del 13 de junio de 2024).

Shavuot significa “semanas”, ya que cae siete semanas después de Pesaj, la culminación del período de Omer de 49 días que comenzó en la segunda noche de Pesaj. Debido a esto, Shavuot también se conoce como “Pentecostés”, que significa cincuenta en griego (es el día quincuagésimo después de completar la cuenta de 49 días).

Otros nombres para Shavuot que se encuentran en la Torá son Jag HaKatzir (la Fiesta de la Cosecha) y Yom HaBikkurim (Día de las Primicias).

Nos referimos a Shavuot en nuestras oraciones como Zeman Matan Torá (el Tiempo de la Entrega de la Torá).

Celebramos el momento en el que, cincuenta días después del Éxodo de Egipto, el pueblo Judío se paró en Har Sinaí para la entrega de la Torá, hace más de 3.000 años.

 

Los Diez Mandamientos

Exodo 20

(Dt. 5.1-21)

20 Y habló Di-s todas estas palabras, diciendo:

Yo soy el Señor tu Di-s, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.

No tendrás dioses ajenos delante de mí.

No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.

No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy el Señor tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,

y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.

No tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano; porque no dará por inocente al que tomare Su nombre en vano.

Acuérdate del día de reposo para santificarlo.

Seis días trabajarás, y harás toda tu obra;

10 mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas obra alguna en él, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas.

11 Porque en seis días hizo DI-s los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Di-s bendijo el día de reposo y lo santificó.

12 Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que tu Di-s te da.

13 No matarás.

14 No cometerás adulterio.

15 No hurtarás.

16 No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.

17 No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.

 

Si bien no hay rituales asociados con Shavuot en la Torá, existen varias costumbres hermosas y significativas que se han desarrollado para ayudarnos a celebrar Shavuot. Estos incluyen, quedarse despierto toda la noche para aprender Torá, comer productos lácteos, decorar la sinagoga con flores y vegetación y leer Meguilat Rut.

Del pensamiento del rabino Sacks
TORÁ: NUESTRO MAYOR REGALO

A primera vista, Shavuot es una festividad breve con pocas prácticas distintivas y, al menos en lo que respecta a la Torá, sin contenido histórico específico. Pero Shavuot es la fiesta de la identidad Judía. El Judaísmo es supremamente una religión de la tierra – toda la Torá desde Abraham hasta la muerte de Moshé es un viaje hacia ella – y Shavuot era la fiesta suprema de la tierra.

También hubo elementos agrícolas en Pesaj y Sucot, pero Shavuot era el tiempo de la cosecha de granos y de traer las primicias al Templo y declarar:

“Mi padre era un arameo errante…. Y el Señor nos sacó de Egipto…. Él nos trajo a este lugar y nos dio esta tierra, una tierra que mana leche y miel”.

Sin embargo, desde el principio Shavuot fue también la fiesta de la Entrega de la Ley, vista como la culminación del viaje de siete semanas que comenzó con Pesaj. Pero cada nación tenía leyes, y durante gran parte de la era bíblica, otras cuestiones, políticas, militares y culturales, ocuparon un lugar central. Los profetas argumentaron incansablemente que sin fidelidad a Dios y justicia y compasión hacia sus semejantes, Israel eventualmente sufriría una derrota trascendental, pero muy pocos estaban escuchando, y las reformas de reyes como Chezekiah y Yoshiyahu resultaron demasiado insuficientes y demasiado tarde.

Sólo con la experiencia del exilio babilónico la gente llegó a ver que la ley de Israel era diferente a la de cualquier otra nación, no sólo por su contenido sino por quién la dio, cuándo y dónde. No fue dada en el monte Sión en Jerusalem sino en el monte Sinaí en el desierto. La ley vino antes que la tierra. Por lo tanto, aunque habían perdido la tierra, todavía tenían la ley. Aunque habían perdido el país, todavía tenían el pacto. La ley de Israel no era como la ley de cualquier otra nación: el decreto de los reyes o el edicto de una asamblea legislativa. Provino de Dios mismo, el Infinito Eterno. Por lo tanto, nunca podría perderse ni anularse.

Fue entonces cuando comenzó a aclararse todo el significado de Shavuot. El verdadero milagro no fue la tierra sino la ley que la precedió. Esdras y Nehemías entendieron esto después del exilio en Babilonia, al igual que Rabán Yojanán ben Zakai en medio de la rebelión contra Roma. Sin ellos es muy dudoso que los Judíos o el Judaísmo hubieran sobrevivido.

Durante la mayor parte de dos mil años los Judíos perdieron su tierra, y una vez más –como ocurrió durante el exilio en Babilonia– fue la Torá la que sostuvo al pueblo como pueblo, dándoles la seguridad de que algún día regresarían. Porque en verdad este siempre fue nuestro mayor regalo: la Torá, nuestra constitución de libertad bajo la soberanía de Dios, nuestro contrato matrimonial con el Cielo mismo, escrito en letras de fuego negro sobre fuego blanco, uniendo la infinidad de Dios y la finitud de la humanidad en un vínculo inquebrantable de ley y amor, el rollo que los Judíos llevaban a dondequiera que iban, y eso los llevaba a ellos. Esta es la Torá: la voz del cielo tal como se escucha en la tierra, la palabra que ilumina el mundo.

FUENTE

From the Thought of Rabbi Sacks

TORAH: OUR GREATEST GIFT

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